El pasado domingo intentaba bajarme del tren en Sevilla (venía desde Jerez de la Frontera) mientras una turba bloqueaba la puerta del tren sin dejar bajar a los que estábamos dentro. Tuve que levantar la voz y decir: Por favor, ¿pueden dejar salir antes de entrar? Ya que todos los allí presentes parecían querer entrar al tren como si los asientos no estuviesen asignados de antemano (que lo estaban, ¡maldita sea!) o el tren fuese a partir sin ellos (no, no lo hace). Hubo una iluminada que me contestó que no podía saber si alguien se iba a bajar del tren hasta que no se abriese la puerta… Camino a casa pensé sobre la masa de subnormales con los que tenía que compartir país y cómo era posible que hayamos llegado hasta aquí. No tengo dudas de que es un tema cultural y educativo.
Llevamos años maleducando a la población: tanto en el ámbito educativo como cívico.
Hay centenares de artículos y estudios que determinan que nuestros jóvenes tienen un nivel de lectura que roza el analfabetismo. Cada nueva edición del informe PISA, seguimos cayendo en el ranking. Por alguna razón que no alcanzo a entender, la clase política no considera esto un problema de primer nivel del país.
Cuando tiro del hilo, siempre ocurre lo mismo: todos culpan a su antecesor. Los profesores de posgrado a los profesores de grado. Los profesores de grado a los profesores de bachillerato, los profesores de bachillerato a los de secundaria, los de secundaria a los de primaria y los de primaria… culpan al gobierno. Creo que tienen razón. Cada cierto tiempo escuchamos un titular bomba: vamos a enseñar a programar a los niños desde primaria, vamos a enseñarles esto, aquello, etc. Se quiere enseñar todo y no se enseña nada.
La educación primaria está fallando en dar unas habilidades mínimas. Los niños no son capaces de leer, escribir y ni manejar las cuatro reglas. Esta falta de habilidades se arrastran en toda la cadena formativa hasta la edad adulta. Dar herramientas para que alguien pueda desarrollarse por su cuenta y vivir en sociedad debería ser el objetivo de la educación obligatoria y para eso hay que trabajar desde la educación primaria. Políticos de cualquier sigla o ideología deberían tener foco y acuerdo al 100% en esto: educar futuros ciudadanos. Sin embargo, no escucho nada en los discursos.
No creo que el problema se vaya a resolver de un día para otro. Sin embargo, me apetece compartir mi propuesta para solucionarlo, aunque resulte impopular.
Eliminaría las asignaturas específicas en la formación primaria. Dejaría las siguientes materias troncales exclusivamente:
- Lengua, poniendo énfasis en la comprensión lectora y en la expresión oral y escrita.
- Matemáticas y economía básica. En vez de hablar de ejercicios abstractos, expliquémosle qué es el IVA y cómo se calcula el 21%.
- Educación física (y nutrición). Aprender cómo cuidar el propio cuerpo y hacerse responsable de él.
- Valores cívicos, quitando temas controvertidos si hace falta para llegar a acuerdo político.
Todo lo demás, no tendría cabida hasta la secundaria y sería opcional.
Ni siquiera me dedico a la formación a tiempo completo; soy un simple profesor de grado y posgrado a tiempo parcial. Puede que mi propuesta de simplificar la educación no tenga sentido, pero hay que dejar salir antes de entrar: en la educación y en los trenes.