Me recriminaban el otro día haber dicho «padres viejos» en vez de «padres mayores». Mis padres son viejos. No hay nada de malo en ser viejo. Algún día yo también seré viejo. Ojalá llegar a serlo.
Las articulaciones se desgastan. La mente ya no razona a la misma velocidad. El mundo a tu alrededor se vuelve irreconocible. Tus amigos van falleciendo poco a poco. El tiempo avanza.
Quizás no te guste pensar en ello, pero tus padres no van a estar siempre ahí. ¿Ese informe de ventas? Puede esperar. Ve a pasar tiempo con tus padres. ¿Se les ha estropeado un enchufe? No mandes a alguien a arreglarlo: ve tú, aunque no sea financieramente lo más inteligente.