Desde hace tres meses estoy luchando para superar mi adicción a la dopamina. Los teléfonos móviles inteligentes y las redes sociales nos han convertido en adictos. Nunca me he considerado a mi mismo un adicto (incluso cuando fumaba), pero con la dopamina tengo que hacer un esfuerzo titánico. Mi profesión me exige utilizar tecnología y cada día que pasa está mejor diseñada para que te hagas adicto. El otro día meditaba al respecto y sinteticé la reflexión en estas frases que ahora leo cada día a modo de recordatorio:
Toma el control de tu tiempo y tu atención. Tu tiempo es tu activo más valioso. Inviértelo sabiamente. Establece límites. Prioriza lo que realmente importa. Aléjate de las notificaciones constantes, el deslizamiento interminable y los feeds cautivadores. Utiliza conscientemente la tecnología.
Llevo un buen rato intentando escribir sobre la depresión. He desechado varios borradores para esta entrada porque me cuesta explicar qué mensaje quiero transmitir. Voy a volver a intentarlo, aunque sea haciendo una lista:
La depresión es una mierda.
Llevo deprimido desde finales de 2021.
He estado dos años sin apenas hacer nada.
Empiezo a ver algo de luz tras dos años muy tenebrosos.
Escribir este blog que está ayudando.
Montar mi propia infraestructura en casa me está ayudando.
Me habría encantado dar explicaciones y compartir muchas de las vivencias a lo largo de estos 25 meses de oscuridad, pero no soy tan buen escritor.
Leo en la prensa que después de los 30 años no escuchamos música nueva. Estudios psicológicos aseguran que los hombres tenemos nuestro punto álgido musical a los 13 años y después perdemos interés gradualmente hasta los 30. Me cuestiono la validez de ambas afirmaciones.
Tras superar la barrera de los 30 años he empezado a escuchar más música nueva que nunca. Coincide cuando comencé a pagar por Spotify Premium. Los estudios en datos estadísticos basados en una realidad que ya no existe: existen más alternativas al consumo de música que la radio o los soportes físicos. Mi teoría es que antes dejabas de comprar cintas y discos porque tenías que afrontar otros gastos, mientras que ahora no. Además, el coste de oportunidad para probar algo nuevo es cero mientras que antes del streaming podría ser el salario de un día.
Recientemente me he aficionado a dos géneros musicales nuevos para mí: los Corridos Mexicanos y la New Retro Wave. Spotify me ha indicado en su Wrapped que este año mi top 5 de artistas son New Retro Wave (Nueva Ola Retro). De acuerdo, sólo es un caso particular y no podemos generalizar. Sin embargo, siendo científicos, hay que tener en cuenta que el new wave retro es un género basado en la nostalgia idealizada de lo que fueron los años 80: coches superdeportivos, luces de neón y la promesa de ciudades futuristas interconectadas en las que todo sería posible aderezados con sonidos generados por sintetizador. Tiene todos los ingredientes para desatar la nostalgia de aquellos que hemos pasado a la segunda mitad de nuestras vidas recientemente. Nuevo, pero a la vez un viejo conocido. ¿Invalida esto las teorías? Further research is needed.
Os dejo algunos temas por si tenéis curiosidad:
De los corridos mexicanos hablaré en otro momento.
Hace bastantes años leí que vivíamos en la economía de la atención. En aquel momento aquello me llamó la atención, pero nunca llegué a interiorizarlo del todo. Ahora sí. Ahora lo entiendo. Cada día que pasa, hay más profesionales cuyo trabajo es ganar tu atención y lo hacen a cualquier precio. Tener la atención de alguien es tremendamente valioso. Los prestidigitadores siempre lo han sabido. La diferencia es que los prestidigitadores siempre te devolvían las cartera después del número y los marketers no.